martes, 28 de octubre de 2008

CONTROL DE GRUPO


El maestro tiene ante sí, todo un panorama de actitudes, emociones y razgos de liderato; en el comienzo de cada año escolar. Puede ser importante, que en las primeras semanas del comienzo, el maestro esté atento a esas primeras primeras experiencias con sus estudiantes. Este tiempo le ayuda a delinear un bosquejo con actividades que lograron alcanzar, una mayor efectividad en sus objetivos. Los gestos de agrado y desagrado son fáciles de observar en los estudiantes. Es importante hacer anotaciones en la parte de observaciones del plan de clase diario, porque de ésta manera podemos reestructurar las actividades en el próximo plan de clase con esos grupos, dónde los gestos de desagrado fueron observados. Dónde hubo gestos de agrado (si no se observan pregunte), son actividades que deben permanecer en su plan intacta, pero no intocables. Pués los tiempos cambian, bastante rápido en ese medio.
El no atender estas "pequeñas cosas" puede degenerar en "cosas negativas" que amenazan el control de grupo. Y sabemos que esto es indispensable para desarrollar el plan de clases de cada día y llevarlo a su aplicación, que es dónde se puede observar el nivel de dominio, en términos generales, del grupo ante el tema que acabaron de estudiar. Esas primeras semanas, sé que son agotadoras de por sí, por la enorme avalancha de información que hay que recoger del estudiante, para enviar a la administrción escolar. Esta situación ha sido críticada duramente, durante décadas, por aturdir al maestro cuando más necesidad tiene, de estar calmado. Pero pensar que este es el comienzo de un año escolar, hay que sobreponerse y prepararse para mantener el control de grupo intacto

¿EMPATIA?

En las ciencias humanas, la empatía designa una actitud hacia el otro caracterizada por un esfuerzo objetivo y racional de comprensión intelectual de los sentimientos de aquel, excluyendo particularmente todo entrañamiento afectivo personal (simpatía, antipatía) y todo juicio moral. Como tal, es uno de los instrumentos con que ejerce el profesional de la Psicología clínica.
La empatía se diferencia del contagio emocional en que en este último una persona experimenta el mismo estado afectivo que otra sin conservar la distancia que se observa en la empatía. Las teorías modernas distinguen igualmente la empatía de la simpatía; esta última consiste en comprender los afectos de otra persona, pero comporta una dimensión afectiva suplementaria: mientras que la empatía reposa sobre una capacidad de la imaginación, la simpatía reposa sobre una proximidad afectiva con aquel o aquella que es el objeto de ella. Algunos investigadores prefieren hablar de empatía cognitiva para insistir sobre el hecho de que la empatía reposa sobre un mecanismo cognitivo neutro sin enlace con la relación que se le supone con la persona que es objeto de ella.
Hay numerosas definiciones propuestas para la empatía, a menudo confundida con la simpatía. La empatía implica un proceso de comprensión e inspección intelectual que accede a los estados emocionales de los otros, mientras que la simpatía es un comportamiento reflejo, de tipo reactivo.
Se ha observado, por ejemplo, que un determinado tipo de neuronas, las neuronas espejo, se activan solamente cuando el mismo acto que realiza un primate es efectuado por otro que es observado por el primero. De forma análoga, en los humanos se activa la misma área cerebral en el curso de una emoción observando a otra persona en el mismo estado emocional.
Así pues, la empatía describe la capacidad intelectiva de una persona de vivenciar la manera en que siente otra persona; ulteriormente, eso puede llevar a una mejor comprensión de su comportamiento o de su forma de tomar decisiones. Es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales. Como tal es un sentimiento objetivo cuyo desarrollo requiere una cierta clase de inteligencia; quienes padecen autismo, síndrome de Asperger o determinadas psicopatías ven muy mermada esta capacidad cognitiva; por el contrario, quienes ejercen un liderazgo de carácter altruista suelen estar caracterizados por el amplio desarrollo de esta capacidad. Los estudios demuestran que esta capacidad suele darse más a menudo en el género femenino de la especie humana, quizá por el hecho biológico de tener hijos y cuidarlos, aunque no es privativa del mismo.
Las personas con empatía son aquellas capaces de escuchar a los demás y entender sus problemas y motivaciones; por eso poseen normalmente mucho reconocimiento social y popularidad, ya que se anticipan a las necesidades antes incluso de que sus acompañantes sean conscientes de ellas y saben identificar y aprovechar las oportunidades comunicativas que les ofrecen otras personas. Esta capacidad se extiende entre especies, permitiendo al empático una mejor interacción con los animales; inversamente, algunos animales poseen también esta capacidad, e incluso empatía entre especies, como el delfín.
Nuevos estudios permiten suponer que existe una relación entre la imitación o simulación del comportamiento y la capacidad de empatizar; incluso en el mundo animal se investiga la capacidad de empatizar como un posible avance en la evolución, al posibilitar relaciones de cooperación o simbiosis. También es frecuente la empatía hacia animales e incluso seres vivos de otras especies.
En el uso común, es la actitud de estar completamente disponible para otra persona, omitiendo la parte de nuestras preocupaciones, sentimientos y pensamientos personales ajenos a ella, para ofrecerle nuestra plena atención. Se trata de ofrecer una relación de calidad, fundada en un escuchar no valorativo, en el cual concentramos la comprensión de los sentimientos y necesidades fundamentales del otro. En profesiones como el trabajo social, la medicina o la enseñanza, donde se requiere mucha empatía, el ejercicio continuado de la misma suele provocar cansancio o desgaste emocional, el síndrome del quemado o síndrome de burn-out.